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14 enero, 2010

PRENSA: PEDRO TRAPIELLO ¿QUIEN DIJO CAÍN?

Cornada de lobo | pedro trapiello
¿Quién dijo Caín?
14/01/2010 pedro trapiello

Bendijo el pueblo de Caín que violaran la montaña para entallarle un canal con senda al lado en la garganta del Cares (la Divina le dicen). Al fin, después de siglos atrapados en un fondo de saco-embudo, después de soportar un nombre que es toda una maldición, después de llevar dos décadas estrenando un siglo XX sin haber salido del XVII, aquellas gentes tendrían una gatera por la que escapar o llegar pronto a sus vecinos asturianos sin perder medio día de fatiga cruzando las canales y collados de peña alta. No sólo les llegó una senda en la que también cabían borricos con su carga o comercio a cuestas; gracias al canal la luz llegó a sus casas a principio de los años veinte y, también por entonces, se levantó en el lugar la primera escuela quedando clausurada la vieja, que para mi tengo como la más guapa del mundo, pues era un gran tilo frente a la iglesia, un arbolón de copa moñuda con bóveda de aula africana. Contaba un cainejo que murió no hace mucho en Onís que a las clases que impartía el cura con vara de acebo bajo aquel árbol asistían unos cuarenta rapaces y que sólo tres o cuatro iban calzados, pero con alpargatas (¡cómo no iba a subir descalzo Gregorio Pérez el Naranjo y lo que le echaran!).
El día que dieron la luz inaugurando el tendido (1924) el pueblo entero acudió bajo los cables a verla pasar... y no vieron el espanto en culebrinas.
La senda del Cares, en fin, les dio media vida y hasta fue casamentera entre el pallá y el pacá de la muralla. Abrió puerta al trajín y dio respiro, porque vivir entonces en Caín (y en toda esta montaña bizarrona, hermosísima y puñetera) era una condena tantálica, siempre subiendo y bajando. Aquella senda fue el primer camino largo (doce kilómetros) más o menos llanos para unos riñones heridos por cuestas y hondones. Bendijeron los cainejos tanta suerte y los cuatro durillos en empleo o faena que les daba la compañía eléctrica. Un dios les vino a ver.
El enigna sigue siendo quién fue el hijoputa que llamó Caín a este sitio. Tuvo que ser Pelayo (sin el Don), que era un poco animal, pues quiero creer que fué aquí donde despeñó al obispo Oppas con mitra de zarzas ardiendo sobre su cabeza, según una leyenda de Cangas que no especifica el lugar.

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