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29 agosto, 2010

BURÓN SE ENGALANA CON SU MEDIEVO

Burón se engalana con su medievo
Más de un millar de personas se dieron cita en Burón las jornadas medievales de la Merindad de Valdeburón. El pintor leonés, Ramón Villa, fue nombrado Paladín de la Merindad 2010.
29/08/2010

Más de un millar de personas se dieron cita en las cuartas jornadas medievales que se celebran en Burón durante todo el fin de semana. Varios cientos de vecinos de los veinte pueblos que conforman la Merindad de Valdeburón se vistieron con ropa de la época para participar en la representación de las diferentes ceremonias que conforman los actos de entrega de tributos al Merino. Hay que recordar que la merindad fue una especie de división administrativo-judicial que nació en el siglo XII. Los actos se iniciaron con la concentración de todos los pendones de los pueblos de la Merindad de Valdeburón para continuar con un desfile de pendones por las calles de Burón y finalizar en la «Finca» donde se desarrollaron todas las representaciones medievales. Cuando toda al comitiva medieval estaba ya ubicada en la Finca.
Los espectadores ocuparon su respectivos lugares en la gradas y se procedió al nombramiento del Paladín de la Merindad 2010 que como todos los años recae en una personalidad de la provincia. En esta ocasión le correspondió a Ramón Villa, uno de los grandes pintores contemporáneos que tiene León y quien está muy vinculado y entregado en la difusión de la cultura. Tras el pregón, se iniciaron los actos bajo la atenta mirada del Merino, cargo que ocupó el alcalde de Posada de Valdeón, Mariano Rojo, y de la Merina, la bella Mercedes Pajín de Lario. Todo el proceso de representación iba guiado por el responsable de ceremonias, Juan José Canal y bajo la supervisión del secretario de la Merindad, Borja Fernández. Los representantes o regidores de los pueblos de la Merindad llevaron a cabo la entrega de tributos al merino. Los actos de la mañana finalizaron con la bendición de los pendones por parte del sacerdote de la Merindad. Hubo tiempo para tomar un refresco o aperitivo mientras se ultimaban los detalles de la comida popular basada en la paella con condimentos y postre. La comida se ofreció en una gran carpa donde se dieron cita varios cientos de personas que había adquirido, previamente, el ticket de la comida.
Después de la siesta a la sombra de los árboles de la Finca se puso en marcha una representación teatral como preámbulo al espectáculo de cetrería medieval a caballo y las justas medievales. Estas justas pusieron en escena diversos momentos de la batalla de la Merindad de Valdeburón. El teatro en la calle y un espectáculo de fuego pusieron el final a una jornada marcada por el numeroso público asistente durante todo el día y el calor reinante.

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