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02 enero, 2011

FUNDACIÓN OSO PARDO: EL FAPAS SE EQUIVOCA EN LA MONTAÑA PALENTINA

EL FAPAS SE EQUIVOCA EN LA MONTAÑA PALENTINA

Hemos conocido recientemente unas declaraciones en los medios de comunicación de un portavoz del Fapas, Joaquín Morante, que atribuye a las batidas de jabalí y a la falta de carroñas en la Montaña Palentina la huída de osas con sus crías a Cantabria. Pero la realidad no tiene nada que ver, una vez más, con la que describe el representante del Fapas. La única causa por la que las osas con crías y otros ejemplares que campean por la Montaña Palentina se hayan desplazado a los vecinos montes de Cantabria es la ausencia casi absoluta de bellotas y hayucos (el fruto del haya) en los montes del norte palentino; en cambio, en los hayedos y robledales de Cantabria, y en concreto en Polaciones y Liébana, la cosecha de hayucos y bellotas es más que aceptable.

En otoño, los osos entran en una etapa de hiperfagia, con un alto consumo de alimentos energéticos que les permite almacenar reservas suficientes para la hibernación, y para la gestación y la lactancia en la osera en el caso de las hembras preñadas. La base de la alimentación en esta época son los hayucos, las bellotas y las castañas. El carácter vecero de las hayas y robles supone una escasa, y a veces nula, producción de hayucos y bellotas en ciertos años; entonces los osos llevan a cabo importantes desplazamientos en busca de bosques con comida. Esto es lo que ha ocurrido este año en el núcleo oriental de osos cantábricos, y la causa por la que osos que frecuentan los bosques palentinos y leoneses hayan pasado buena parte del otoño en Cantabria.

La ‘huída’ de los osos a Cantabria no ha sido por tanto a causa de la falta de carroñas, como afirma el representante del Fapas, porque además las carroñas son un recurso alimentario buscado después de la hibernación, en primavera, y también en verano, pero menos apetecido durante el otoño. Ni tampoco ha sido a causa de las cacerías, ya que como el propio Fapas explica, éstas han disminuido un 30% en el norte de Palencia con respecto a los años anteriores (años en los que los osos no abandonaron los bosques palentinos). Atacar injustificadamente a los cazadores y a la actividad cinegética no genera más que desconfianza y conflictividad social.

Para garantizar el futuro de la población de osos, hay que tener muy presente la importancia de un escenario social favorable; esto implica que todos los colectivos apoyen la conservación del oso, y los cazadores son un colectivo muy importante, y tienen que ser, y lo vienen siendo, aliados para la conservación del oso. Es cierto que queda camino por andar, pero la experiencia de la Fundación Oso Pardo, de trabajo conjunto con el colectivo de cazadores, es muy positiva y ha dado muy buenos resultados: por este motivo mantenemos convenios con todas las sociedades de cazadores del occidente asturiano, con la Federación Cántabra de Caza o con la Real Federación Española de Caza.

No hay que olvidar, por otro lado, que la caza del jabalí en batida, muy tradicional en la Cordillera Cantábrica, y regulada adecuadamente, tiene efectos positivos tanto para el oso pardo (el jabalí compite por las bellotas con los osos) como para otras especies como la perdiz pardilla o el urogallo (el jabalí puede alimentarse con los huevos puestos en el suelo), ya que contribuye (no lo hace por sí sola) a regular las densidades de jabalíes.

Es importante impulsar la información abundante sobre la vida y los problemas de conservación de los osos para favorecer cambios de actitudes y facilitar el apoyo social necesario para alcanzar con éxito los objetivos de conservación, pero la información tiene que ser veraz y no tendenciosa.

LA CRÓNICA DE LEÓN: PREMIO AL PUEBLO DE SOTO DE SAJAMBRE Y AL INSTITUTO BÍBLICO ORIENTAL

Fulgencio Fernández / León
La Asociación de Defensa del Patrimonio ProMonumenta cierra el año con su galardón de Socio de Honor, que este año ha sido doble. “Se presentaron a los socios dos candidaturas, ambas relacionadas con localidades o personas de la Montaña: por un lado, el pueblo de Soto de Sajambre y, por otro, el Instituto Bíblico y Oriental, cuyo mentor y alma máter es Jesús García Recio, de Aleje y párroco de dicho pueblo”. Expuestos los méritos de ambas “decidieron por unanimidad que fueran nombradas a la par Socios de Honor 2010, haciendo votos para que Soto de Sajambre se conserve firme en el respeto y conservación de su patrimonio y su escuela sea declarada BIC, y que el Instituto reciba el espaldarazo definitivo y sea considerado como un Centro de Enseñanza Superior o especializada por parte de la Junta de Castilla y León.

LA CRÓNICA DE LEÓN: VICENTE ÁLVAREZ VALDEÓN

Vicente Álvarez Valdeón / Chapolines de La Uña

“Iba con un ciego que nadie vio que veía”

Apasionante biografía de un tipo irrepetible que pasó de ser el mayor furtivo al Guarda Mayor

F. Fernández / La Uña
Si pasas por La Uña, entra al bar. Si entras al bar y no ves al personaje de la fotografía, pregunta por Vicente, que no andará muy lejos.
¿Qué te espera? No te lo puedo decir pues Vicente es, ante todo, imprevisible. Yo te cuento la conversación de la última vez que estuvimos allí. Entraron dos desconocidos y así fue el diálogo.
- Jefe, ¿tiene café?; preguntó uno que se veía que miraba y no veía la cafetera por ninguna parte.
- Se va por él a Colombia.
- ¿Y Martini rojo?; preguntó el otro.
- Eso ya es más difícil, a esos resulta que los fusilaron a todos los falangistas.
Vicente siempre está así, de buen humor y con salida para todo. Viendo su ironía le preguntaron por un calendario de 2011 en el que aparece desnuda una escultural mujer.
- ¿Y esto?
- Caprichos de la mujer.
Y sin embargo este personaje, Vicente Álvarez Valdeón, al que en la comarca llaman Chapolines, tiene una de las biografías más apasionantes y, a la vez, duras que te puedas encontrar en esta provincia. Un superviviente que tuvo que arreglarse desde niño para salir adelante y que él mismo te lo cuenta con una gracia y una ironía muy dignas de agradecer. “Los que crecimos sin padre —el mío marchó al ver lo feo que era cuando nací— somos así. Yo era pobre de los de estar en la plaza de la beneficencia, que tenía dos salidas: el furtivismo y el hambre. Yo cogí la de comer”.
Y así sigue y sigue con sus peripecias, que son muchas y casi increíbles si no fuera porque todos en aquella comarca saben que fue verdad. Con dos años ya embarcó para Cuba, con su madre, Sabina, una mujer de armas tomar muy recordada en todo el valle. “Estuve allí hasta los seis años, pero no nos pinto. Íbamos con un tío mío, hermano de mi madre, pero se murió y con las mismas tuvimos que volver para La Uña”.
Varias veces estuvo Vicente, que ya supera los ochenta años y camina para los noventa, a las puertas de la muerte, pero es duro como una piedra. Ya de niño tuvo el primer percance serio, jugando por el San Juan. “Me metieron dentro de una rueda y me tiraron rodando por una pendiente. Cabeza para arriba, culo para abajo, culo para arriba, cabeza para abajo... hasta que llegué a la pared y me di tal golpe que estuve allí hasta que me sacó la tía Mónica sin conocimiento. Estuve un día entero así, hasta que volví en mi ser y aquí estoy; claro que los que me tiraron no les faltó miedo, cogió mi madre el hacha y hubo la de Dios es Cristo”.
Siempre se supo buscar la vida Vicente. Como pastor o como lo que fuera. Cuenta con especial gracia un pasaje. “Anduve para ahí para Guardo y esa zona de lazarillo para un ciego que veía. ¡Qué actorazo! Nadie vio que veía”.

“Me dieron por muerto”
Pero aquel accidente infantil de la rueda sólo fue una anécdota si lo comparamos con otro posterior, en moto. “Iba a pescar para el río de Salamón, algo tarde,y llegando a Burón llevaba delante un camión, que se abrió y yo creí que era para darme paso y era para meterse para un camino, total que me vi con la moto debajo del camión, me entronchó la pierna y allí quedé. Qué golpe me daría que yo con la cabeza le rompí un foco. El hombre salió dando voces: ‘Que maté a un hombre que no se quién es, que lo maté!’. Me sacaron como pudieron, me taparon con una manta y me daban por muerto. Estuve catorce días en el hospital”.
Para Vicente 14 días en el hospital es una barbaridad y regresó para La Uña “con una escayola hasta los guevos”.No se podía mover, le serró el tacón y metió la escayola en un zapatón. “Es que tenía que ir a cazar con un hijo del embajador de Bélgica, como fuera y llevé una muleta de Petra y otra de Pascual El Cojo, pero lo llevé. Cazó un rebeco yse lo tenía que bajar yo pues él se puso y no anduvo ni veinte metros. Me hice una zurra de cordero y cargué el rebeco, con las muletas, pero dijo uno de los de la cacería: Esto es inhumano, y me lo bajaron”.
De esas tiene mil. De esas te cuenta mil con una gracia increíble, la misma que tiene en la conversación habitual. Que se lo digan a los clientes del comienzo, que le dejaron 50 céntimos.
- Gracias por la limosna.