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21 febrero, 2012

VALENCIA ¿TERRA MÍTICA?

El presidente de la Generaltiat valenciana, Alberto Fabra, ha acusado a los estudiantes de desarrollar "violentas manifestaciones" con la intención de "desestabilizar" y "desvirtuar" el estado de Derecho.

El Sindicato Unificado de Policía (SUP), que hasta ahora había defendido la actuación policial en las manifestaciones en contra de los recortes en Educación en la Comunitat Valenciana, se desmarcó este martes de los incidentes de ayer, lunes.

En una nota de prensa, el SUP considera "un grave error" la orden de cargar contra los manifestantes y pide la dimisión de la delegada del Gobierno si se demuestra que la actuación policial ha sido "excesiva".

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, reconoció en Catalunya Radio que la actuación policial en Valencia tal vez haya sido excesiva: dijo que pudo haber algún "exceso o situación desafortunada" por parte de algún agente.

El jefe de policía se refiere a los estudiantes como "el enemigo"
La delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, espera que todo quede en "una anécdota".

Un colegio para discapacitados da la alarma ante la falta de pago.
La Comunidad Valenciana adeuda transporte y comedor de varios meses.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2012/02/20/actualidad/1329771291_341780.html

Un futuro valenciano
Ignacio Escolar @ 6:06 am
escolar.net

Si Valencia es nuestra Grecia, nuestro futuro es Valencia: la tierra del inocente Camps, de la Gürtel y del honesto Carlos Fabra; la autonomía más arruinada de España, donde no hay dinero para la calefacción de los colegios, pero sobra pasta para un aeropuerto sin aviones. Lo que sucede en Valencia es un avance de lo que está por venir en el resto de España. Es nuestra Grecia, también en los porrazos. Pasó hace ya una semana y ayer volvió a suceder: los antidisturbios cargaron contra los chavales que se manifestaban pacíficamente, peligrosos críos de 16 o 17 años, que acabaron con la cara ensangrentada por reivindicar una educación de calidad; la letra con sangre entra. Varios periodistas también se llevaron su ración de porrazos, por estar allí para poder contarlo.

¿La justificación de esta desproporcionada actuación policial? La oficial es que estaban cortando la calle durante media hora (¡intolerable!). Ante tal china en el zapato, la delegación del Gobierno en Valencia decidió cortarse un pie: zurrar a los chavales y colapsar el centro de la ciudad en una persecución a los manifestantes que duró toda la tarde.

Pero el motivo real de esta dura respuesta policial que están estrenando en Valencia en realidad es otro. El Gobierno de Rajoy no está dispuesto a consentir que la calle se llene de estas protestas, que irán a más. Su solución es apagar el incendio con gasolina: una mano tan dura como desmesurada que lo único que conseguirá será agravar el problema y radicalizar las protestas. Tal vez sea ese el objetivo: una de las grandes virtudes del 15-M es, precisamente, su rechazo a la violencia. Si la respuesta ciudadana deja de ser pacífica, los de los porrazos habrán ganado.

¡La democracia vencerá a los estudiantes!
http://www.mimesacojea.com/2012/02/la-democracia-vencera-los-estudiantes.html

Hoy Valencia ha vuelto a demostrar que el Estado de Derecho es más fuerte que las insidias de los violentos, incluso cuando los violentos tienen más formación que los agentes de la ley. De nuevo, la falacia izquierdista de que puede más la pluma que la espada ha quedado en evidencia.

Hoy, en Valencia, los diligentes cuerpos de policía han obedecido las ordenes de sus democráticamente electos superiores: acallar las voces de los peligrosos disidentes púberes. En este caso, la disidencia tenía su origen en un Instituto de educación secundaria. Se quejaban los enemigos de la libertad de que en sus aulas carecen de calefacción. ¡Como si el calor fuese imprescindible para el ejercicio de la educación!

Los peligrosos elementos antisistema han optado por gritar provocadoras consignas tales como “Por una educación digna” en la calle que, no lo olvidemos, es de todos (tanto de la gente digna como de la indigna). Esta provocación, además de contener un evidente grado de subjetividad, ha superado ampliamente el máximo de decibelios tolerado en núcleo urbano. De ahí que haya sido imprescindible poner en marcha los mecanismos que el Estado de Derecho nos brinda para este tipo de circunstancias: las porras.

Los agentes de la Autoridad han hecho gala de su inmejorable formación persiguiendo, golpeando y deteniendo a los disidentes, todos ellos con edades comprendidas entre 16 y 18 años. Según fuentes presenciales, algunos de los adolescentes portaban libros; afortunadamente, la policía es inmune a esta peligrosa arma.

Este terrible episodio no debe considerarse anecdótico. De hecho, ejemplifica la firmeza con que el Estado Democrático se enfrentará a cualquier clase de intolerable disidencia (es bien sabido que se empieza pidiendo calefacción en las escuelas y se acaba queriendo nacionalizar Repsol).

Si alguno de ustedes presencia actos de disidencia perpetrados por personas con libros, no dude en ponerse en contacto con la Autoridad Competente antes de que sea demasiado tarde.

Y que nadie lo dude: la Democracia vencerá a los estudiantes. Lleva décadas haciéndolo.

TENEMOS LA JUVENTUD MEJOR APALEADA DE EUROPA

Tenemos la juventud mejor apaleada de Europa
2012 febrero 21
por eljukebox.
http://blogs.diariovasco.com/eljukebox/2012/02/21/tenemos-la-juventud-mejor-apaleada-de-europa/

La historia siempre se repite, primero como tragedia, después como Trending Topic. Cuatro décadas después, los estudiantes ya no se conforman con pedir lo imposible, sino que han subido un peldaño más en la escalera de sus exigencias para exigir algo mucho peor: lo impagable, aunque en este caso sea algo tan prosaico como calefacción en las aulas, quién nos lo iba a decir hace un lustro.

Las cargas policiales de ayer en Valencia sólo se entienden en el contexto de una comunidad autónoma cuya situación económica le permitiría optar al Fondo Internacional de Ayudas al Desarrollo, de no haber sido recortado éste a manos del PSOE primero y del PP después. Si los estudiantes del Instituto Lluis Vives se hubieran limitado a salir a la calle para pedir un mundo mejor y tal, la Policía jamás se hubiera empleado con semejante violencia.

Sin embargo, la reivindicación de una escuela pública digna pone en peligro las horas extras del agente antidisturbios, por cuanto los fondos públicos que entra en una partida presupuestaria se restan de otra. Lo de ayer no fue un problema de orden público, sino algo personal. Colocado frente a un estudiante, a un antidisturbios siempre le toca encarnar con toda su crudeza los estragos que ocasiona en las personas el fracaso escolar.

La actuación policial fue desproporcionada por mucho que los alumnos les provocaran esgrimiendo libros, aún en el supuesto de que fueran de Lucía Etxebarria. Desproporcionada no sólo desde un punto de vista retrospectivo, sino sobre todo desde una perspectiva de futuro. Si ante un mero corte de tráfico las fuerzas del orden se emplean con semejante dureza, cabe preguntarse qué harán cuando toque abordar asuntos de mayor enjundia. Sirva como ejemplo ilutrativo el hecho de que el periodista nunca debe ser noticia y, sin embargo, ayer no había medio de comunicación presente en el lugar de los hechos que no contara con al menos un redactor apaleado.

Los policías aún no lo saben, pero están reprimiendo por encima de sus posibilidades y lo que aún es peor, por encima de las nuestras. Un país en situación económica tan delicada como la que atraviesa el nuestro no puede desviar recursos innecesarios a un sinfín de cargas policiales, cada una de ellas idéntica a la anterior. La repetición delata que los mandos policiales permanecen aún instalados en el oasis de despilfarro, ajenos a conceptos tan básicos como “optimización de recursos”.

En cuanto a los alumnos, harían mal en caer en la tentación de la deriva violenta. Éste es un país con tendencia mayoritaria a ponerse siempre del lado del más fuerte y en el caso de la algarada callejera, la Policía cuenta con mayor experiencia y determinación. Por el contrario, patina en el terreno de los argumentos. En este sentido, fue conmovedor contemplar cómo la delegada del Gobierno se comprometía a investigar posibles excesos policiales, mientras a su derecha se perpetraba el primero de ellos, cuando el jefe de los uniformados desbarraba públicamente al calificar de “enemigo” al alumnado de un instituto.