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17 junio, 2012

OBRAS DE VÉRTIGO EN EL CARES

Obras de vértigo en el Cares
La pasarela que restablecerá la ruta quedará instalada la semana que viene.

larry | caín 17/06/2012.dl.

Las obras que se están llevando a cabo la empresa pública Tragsa en la Ruta del Cares, en el lugar donde hasta hace unas semanas se encontraba la ahora derruida Madama de la Huertona, continúan a buen ritmo pese a las dificultades técnicas que presenta su ejecución. De hecho, la llegada de la estructura que compondrá la pasarela está programada hacia mediados de la próxima semana.

El pasado viernes los trabajos se centraban en la perforación profunda de la roca hasta realizar agujeros de cinco metros de calado en los que se introducirán unos bulones con baño de lechada que, además de servir de anclaje de la estructura de la pasarela, pretenden compactar y asegurar la roca para evitar posibles movimientos entre las capas de deslizamiento de la roca caliza, según afirmó el jefe de obra, Antonio Ros, quien especificó que finalmente la pasarela tendrá dos metros y medio de anchura (similar a los tramos más anchos de la Ruta del Cares) y unos 22,5 metros de longitud, ya que irá apoyada varios metros a cada lado sobre roca firme y saneada.

La pasarela irá adosada a la pared siguiendo la geometría natural de la misma y soportada por vigas en voladizo con jabalcones, siendo el suelo de tarima pero quedando una superficie de paso alternativa de casi 2,5 metros cuadrados dispuesta en rejilla metálica (tramex) que permitirán a aquellos que así lo deseen contemplar los más de ochenta metros de vacío hasta las aguas del Cares bajo los pies.

Proyecto y ejecución

Además de la evidente dificultad de la obra por las circunstancias propias de la orografía del lugar, la premura en la realización de los trabajos está suponiendo que se realicen simultáneamente el proyecto y la ejecución, lo que implica un sensible incremento de la complejidad de los trabajos realizados.

También existen un sin número de dificultades añadidas por las características de la obra, como el hecho de no poder transportar hasta el lugar compresores y generadores de gran potencia, al estar limitado el peso de lo transportado por la capacidad de carga del helicóptero que realiza el transporte hasta Culiembro, el lugar posible más próximo, lo que supone una limitación en la energía disponible para hacer funcionar la maquinaria perforadora.

Esta maquinaria necesita a su vez de una estructura auxiliar para poder trabajar, lo que en cierta medida duplica la instalación a realizar, una provisional para el apoyo de hombres y máquinas y la pasarela definitiva. Antonio Ros recuerda también que ni siquiera es posible disponer un gran número de trabajadores en la obra ya que «físicamente no caben y no se podrían mover entre ellos».

La seguridad

Tanto desde el Parque Nacional como desde Tragsa se trabaja con el objetivo de poder finalizar las obras para el primero de julio, pero las condiciones de entorno en la zona de trabajo no facilitan mucho este objetivo que de momento se mantiene. Especial importancia adquiere en este tajo la seguridad de los trabajadores, cualificados en trabajos en altura, desarrollan todos sus movimientos y buena parte de sus tareas embutidos en los arneses y suspendidos por cuerdas que conforman una verdadera maraña en la que se entrelazan ordenadamente un laberinto de andamios. Los planes de prevención de riesgos y la máxima seguridad son en esta obra absolutamente troncales y cualquier otro factor queda supeditado. El director conservador del parque, Rodrigo Suárez Robledano, expresó su convicción de finalizar la obra según lo previsto. «Seguimos con el objetivo del día uno de Julio pero, evidentemente, siempre que no se comprometa un ápice la seguridad de los trabajadores. Eso lo entiende cualquiera». Afirmó Suárez Robledano. En los mismos términos se manifestó Antonio Ros, quien valoró el esfuerzo realizado por los trabajadores que están llevando a cabo la obra, recordando también el condicionante que existe por la pequeña escala del derrumbe. «Es una pequeña pasarela de poco más de veinte metros que requiere de planes de prevención de riesgos, andamiaje especial, trabajos en altura, etc. igual que si se tratase de un tramo de cuatrocientos metros en el que habría que dar los mismos pasos», señaló Ros.

80 metros al vacío

Para cualquier profano la forma en que se desenvuelven los trabajos resulta espectacular, dados los más de ochenta metros de vacío existentes entre los andamios y el suelo firme. Hasta los taladros deben estar amarrados por cuerdas para evitar su eventual caída y consiguiente pérdida que supondría un retraso