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28 agosto, 2013

HUMOR ÁCIDO


Dentro de 4 o 5 años habremos mejorado hasta… estar como con Zapatero

                                                                                                                  Rosa Mª Artal

MANUAL BÁSICO PARA EMPRENDEDORES


¿Cómo gana dinero Goldman Sachs?

31 julio 2013
Marco Antonio Moreno – Consejo Científico de ATTAC España

La misma semana en que la ciudad de Detroit se declaraba en quiebra y anunciaba un impago de 18.500 millones de dólares, Goldman Sachs declaraba jugosas ganancias muy cercanas a los beneficios obtenidos en los años previos a la crisis. Esto demuestra que el mundo ha comenzado a vivir un agudo proceso de bifurcación y mientras una minoría se enriquece, una gran mayoría se empobrece. ¿Cómo lo hace Goldman Sachs para pagar primas exorbitantes a sus empleados? ¿De donde sale el dinero que genera las cuantiosas utilidades a Goldman Sachs? Son preguntas que intentaremos responder en este post.

Antes del estallido de la crisis de 2008, Lloyd Blankfein, CEO de Goldman Sachs, fue premiado con 75 millones de dólares en bonos. El ingreso medio de una familia de Estados Unidos en ese mismo período era de 52.670 dólares, el 0,07% de lo que ganó Blankfein. Estas ganancias gigantescas de Goldman Sachs son el símbolo más real de todo lo que está mal en el sistema financiero, y la inmensa mayoría del mundo desconoce como opera esa enorme maquinaria de Goldman para succionar el dinero de la gente. Una maquinaria colosal, que Mark Taibbi no vacila en llamar tiburón o calamar gigante. Son operaciones aparentemente simples y que incluso puede que no tengan nada de ilegales, pero que han sumido al mundo en la mayor de sus crisis y están provocando la mayor desigualdad en todo el planeta. En su artículo publicado en la revista Rolling Stone Matt Taibbi resumía la esencia de este calamar-vampiro:

“La primera cosa que hay que saber acerca de Goldman Sachs es que está en todas partes. El banco de inversión más poderoso del mundo es un vampiro chupador envuelto como un pulpo alrededor de la faz de la humanidad, succionando sin descanso con su hocico sangriento todo lo que huela a dinero. De hecho, la historia de la reciente crisis financiera, se puede ver como una historia de la rápida declinación y caída del imperio americano, se lee como un Quien es Quien de los graduados de Goldman Sachs.

Goldman Sachs describe su negocio bajo 4 grandes segmentos que son sus 4 “yoes”.

1) Banca de Inversión
 Las actividades de la banca de inversión tradicional incluyen cosas tales como el asesoramiento en fusiones y adquisiciones, suscripción de ofertas públicas / colocaciones privadas, la gestión de riesgos para las empresas entre otras cosas. Esto genera una comisión por dichas actividades.

2) Servicios de clientes Institucionales
 Este segmento se ocupa de las actividades de creación de mercado en los mercados de acciones, bonos, materias primas y divisas. Aquí Goldman Sachs inventa mercado creando productos con falsas expectativas. Goldman Sachs apuesta en todo. Si compra en 10 vende a 20, para comprar de nuevo 5 y vender a 8. Goldman Sachs impone los precios del mercado y son conocidas sus especulaciones con el oro y el petróleo. El momento actual es, para Goldman Sachs, uno de los más afortunados por la volatilidad que tiene el mercado donde ha desaparecido el rigor que alguna vez tuvo la palabra “precio”. Goldman Sachs inventa un precio para hoy, y otro para mañana, y esta operación le genera enormes dividendos (a río revuelto ganancia de pescadores).

3) Inversión y Préstamos
 Goldman Sachs también invierte en préstamos existentes (como los bonos corporativos, o bonos de gobiernos), que dan una rentabilidad básica para financiar a los clientes importantes. Estos préstamos son a largo plazo y seguros; además de los bonos, también Goldman Sachs detina una parte de sus inversiones a la renta variable o los inmuebles.

4) Gestión de Inversiones
 Esta es otra de las áreas en que Goldman Sachs mueve mucho dinero. A lo largo de sus 144 años de historia (fue fundado en 1869 por el inmigrante alemán Marcus Goldman y su yerno Samuel Sachs), Goldman ha logrado atraer a los clientes más ricos a los que siempre les retribuyó importantes ganancias. Aquí Goldman Sachs opera a sus anchas ofreciendo servicios tales como gestión de cartera o asesoría financiera. La gestión no se limita a los individuos más ricos sino también a los clientes institucionales y las corporaciones.

Haciendo el trabajo de Dios

Es bastante interesante que la mayoría de las personas asocian Goldman Sachs como un banco de inversión tradicional, pero los reportes de sus informes anuales señalan que la banca de inversión sólo genera el 15 por ciento de los ingresos netos. La gestión de Inversiones, que alcanza cifras importantes a nivel del sistema, contribuye con el 16,2 por ciento de los ingresos. La mayor parte de sus ingresos proviene de los servicios a clientes institucionales donde Goldman “Hace el trabajo de Dios”, como señaló Lloyd Blankfein cuando fue entrevistado por el Sunday Times de Londres. Este trabajo de Dios le aporta a Goldman el 68,7 por ciento de sus ingresos netos.

Esto demuestra que la mayor parte de los ingresos de Goldman Sachs (casi el 70%) no provienen de actividades de gestión de banca de inversión ni de inversiónes tradicionales, sino más bien de operaciones por cuenta propia en los mercados de acciones, bonos, materias primas y divisas y crédito. En pocas palabras, Goldman Sachs se genera un enorme flujo de dinero especulando con materias primas, subiendo o bajando el precio del oro, el petróleo, acciones de empresas, bonos de deuda soberana, divisas, materias primas, etc

El alcance y el poder sin precedentes que tiene Goldman Sachs en la economía mundial, le han permitido convertir a todo el mundo en un gigantesco vertedero de estafas, sin que ningún gobierno sea capaz de ponerle atajo. Al nivel de lo que hace Goldman Sachs, las estafas de Bernie Madoff son un juego de niños. Y mientras Madoff ha pagado con la cárcel, el descrédito y la pérdida de su familia, los ejecutivos de Goldman Sachs son venerados como si de Dioses se trataran. Y son verdaderos dioses que juegan a los dados en el gran casino del mercado hundiendo o levantando sectores económicos, apostando en un lanzamiento de dados cuanto subirá o se derrumbará el mercado y, lo más insólito, pidiendo socorro a los gobiernos cuando “algo falla” o se confunden de pista. Goldman Sachs nunca pierde.

La manipulación total que realiza Goldman Sachs del mercado ha sido denunciada muchas veces, pero nadie le pone atajo mientras el desempleo, las alzas en los combustibles o el derrumbe del sistema económico prosigue sin parar. Todo ese dinero que se pierde en los fondos de pensiones, en los sobreprecios o en la ausencia de trabajo, se lo engulle Goldman Sachs en su poderosa maquinaria de ingeniería financiera donde hace y deshace de ese mercado que muchos nostálgicos aún ven como “perfecto”. Pero se trata de una simple transferencia de recursos desde los más pobres a los más ricos. Por eso que la desigualdad va en un escalada imparable y casi irreversible. Matt Taibbi describe así la situación:

Esto lo logran usando de nuevo el mismo manual una y otra vez. La fórmula es relativamente simple: Goldman se posiciona a sí mismo en medio de una burbuja especulativa con la venta de inversiones que saben que son basura. Luego, ellos colectan grandes sumas de dinero desde la clase media y los niveles inferiores de la sociedad con la ayuda de un estado paralizado y corrupto que le permite rescribir las reglas a cambio de las monedas que el banco les lanza al patrocinio político. Por último, cuando todo queda congestionado, dejando a millones de ciudadanos en la calle, comienzan el proceso nuevamente y llegan con la caballería a rescatarnos a todos nosotros para prestarnos nuestro propio dinero a interés, luego de presentarse a sí mismos como hombres por encima de la codicia… Goldman Sachs ha estado tirando de esta misma maniobra una y otra vez desde la década de 1920, y ahora están preparándose para hacerlo de nuevo, creando lo que puede ser una burbuja más grande y más audaz todavía.

La locura del apalancamiento

Mirado desde otra perspectiva, estas son auténticas locuras “y en escala heroica”, que la inmensa mayoría de la gente ignora por la escaso interés que permite la aridez de los temas económicos. Matt Taibbi agrega:

En un capítulo de El Gran Crash de 1929, titulado “En Goldman Sachs confiamos”, el famoso economista John Kenneth Galbraith sostenía la Blue Ridge y el trust Shenandoah como ejemplos clásicos de la locura de la inversión basada en el apalancamiento. Los trusts de Goldman, escribió, eran la principal causa de accidente histórico del mercado, en dólares de hoy, las pérdidas que el banco sufrió totalizó unos 475 mil millones de dólares. “Es difícil no maravillarse de la imaginación, que estaba implícita en esta locura gigantesca”, observa Galbraith, sonando como el dicho de Keith Olbermann. “Si debe haber una locura, algo se puede decir, pero es en una escala heroica”.”

Toda esta operatoria no nace de la noche a la mañana y necesita enclaves fuertes en el poder. En 1995 Bill Clinton llamó a Robert Rubin para propiciar el crecimiento sin crear inflación y manteniendo la hegemonía del dólar. Rubin no encontró nada mejor que la alianza entre globalización y desregulación financiera. Con ello se importarían productos baratos que no dañarían los precios y se crearía una cuota de desempleo para asegurar que no hubiera tensiones salariales. La desregulación financiera y la vía libre a los derivados fue un éxito rotundo, y las empresas de Estados Unidos primero y Europa más tarde, se trasladaron felices a China aprovechando las ventajas de la globalización. En todas estas grandes operaciones estuvo siempre Goldman Sachs. Matt Taibbi recuerda:

Rubin fue el banquero prototípico de Goldman. Probablemente nació con un traje de 4.000 dólares, tenía un rostro que parecía estar permanentemente congelado justo antes de una disculpa por ser más inteligente que usted. Se convirtió casi en un cliché nacional que lo que pensaba Rubin era lo mejor para la economía – un fenómeno que alcanzó su ápice en 1999, cuando Rubin apareció en la portada de Time con el subsecretario del Tesoro, Larry Summers, y el presidente de la Fed, Alan Greenspan, bajo el título “Los hombres que salvaron al mundo” (ver A propósito de los especuladores y el gana-gana de la banca). Y “lo que Rubin pensaba”, en su mayoría, era que la economía estadounidense y, en particular los mercados financieros, estaban excesivamente regulados y debían ser puestos en libertad. Durante su permanencia en el Tesoro, en la Casa Blanca, Rubin hizo una serie de movimientos que tendrían drásticas consecuencias para la economía mundial.

El resto es historia. La desregulación financiera ideada por Robert Rubin y aplicada por Goldman Sachs ha permitido un ¿legítimo? enriquecimiento succionando al resto del mundo, hundiendo a países y ciudades, especulando con materias primas, con el oro, el petróleo, el trigo, la deuda soberana y las divisas, sin que nadie le ponga atajo. Esto es porque Goldman Sachs ¿hace el trabajo de Dios?

El Blog Salmón

HISTORIA CONTEMPORÁNEA (3) TURKIA, BASE DE OPERACIONES DE EE.UU EN ORIENTE MEDIO

El veredicto del proceso Ergenekon, dado a conocer el 5 de agosto de 2013 en la prisión de Siliviri, reconoce como culpables del delito de complot contra el Estado y condena a fuertes penas de cárcel a 275 líderes militares, políticos y mediáticos.

Este proceso no responde a las normas de la justicia democrática: se desarrolló con fiscales especiales, ante cortes especiales e incluso en una prisión construida especialmente para su realización. Los numerosos documentos citados, supuestamente ocupados durante varios registros, fueron impugnados como falsos por los acusados. Los testigos citados para autentificar dichos documentos se mantuvieron en el anonimato.

Los condenados presentan una característica común: son todos contrarios a la hegemonía estadounidense, algunos desde siempre –como los miembros del Partido de los Trabajadores (kemalistas-maoístas)– y otros –como los militares– desde la desaparición de la URSS. Aunque sólo representan una ínfima minoría de la oposición al AKP, sí constituyen un sector capaz de combatir en el plano ideológico contra la permanencia de Turquía en el seno de la OTAN y también contra su participación en la guerra secreta contra Siria.

En el bando opuesto, el gobierno y la formación política de Recep Tayyip Erdogan constituyen el equivalente turco de lo que fue en otros tiempos la democracia cristiana italiana: un decisivo pilar de la OTAN que propone una versión edulcorada o light de lo que no es otra cosa que un partido confesional. De hecho, la democracia cristiana se estructuró alrededor de logias masónicas y con financiamiento de la mafia. Asimismo, el AKP se estructuró alrededor de la cofradía que conocemos como Hermandad Musulmana –cuyo secretismo nada tiene que envidiarle a la logia P2– y se financió con el saqueo del norte de Siria.

En 2003, el Parlamento turco se oponía a que la OTAN invadiera Irak desde Turquía e incluso llegó a impedir que la alianza atlántica utilizara las bases que tiene en suelo turco, algo que ningún otro Estado miembro de la OTAN, ni siquiera Alemania o Francia, se ha atrevido a hacer nunca. Por el contrario, en 2012, el señor Erdogan propuso y obtuvo la instalación en Turquía, exactamente en Izmir (Esmirna), de uno de los mandos más importantes de la OTAN, el LandCom, responsable de todas las fuerzas terrestres de los 28 Estados miembros de la alianza atlántica, con el fin de invadir y destruir la vecina Siria.

Los vínculos entre el Estado turco y la mafia se conocen desde el accidente de Susurluk (en 1996), cuando el jefe de la contrainsurgencia Husseyin Kocadag, el de la milicia de extrema derecha Los Lobos Grises y el narcotraficante fugitivo Abdullah Catli, así como su amante y no por ello menos asesina por contrato Gonca Us, murieron todos juntos en el automóvil del diputado conservador y barón de la droga Sedat Bucak (ver artículo acerca del «Estado profundo» y sobre ese tema aquí en este enlace).
Esos vínculos se mantienen hoy en día con el saqueo en Siria de más de mil de fábricas de ese país que han sido desmontadas pieza por pieza y trasladadas a Turquía. Y también con el robo de numerosos bienes arqueológicos sirios que se venden en Antioquía ilegalmente, pero bajo la protección del Estado turco.

Al cabo de una docena de años de gobierno del AKP, Turquía tiene actualmente el record mundial de detenciones de oficiales superiores (más de dos tercios de los generales y almirantes), de líderes políticos –incluyendo parlamentarios–, así como de periodistas y abogados tras las rejas. A pesar de ello, y en lo que constituye una prueba flagrante del doble rasero global, Turquía sigue siendo considerada una «democracia», sigue siendo miembro de la OTAN y el procedimiento de adhesión de Turquía a la Unión Europea sigue su curso.

La estrategia del ministro turco de Relaciones Exteriores Ahmet Davutoglu, tendiente a sacar el país del estancamiento en que se le ha mantenido desde la dislocación del Imperio Otomano, lo cual pensaba lograr resolviendo los problemas con sus vecinos, comenzó siendo un éxito pero actualmente se ha convertido en una pesadilla. La prematura certeza sobre un inminente derrumbe del Estado sirio y un subsiguiente desmembramiento de Siria llevó al AKP a actuar con la mayor arrogancia y a enemistarse nuevamente con todos y cada uno de sus vecinos.

Durante el periodo de mejoría de sus relaciones internacionales, Turquía registró un crecimiento espectacular: 9,2% en 2010. El señor Erdogan prometía en aquel entonces que convertiría el país en el 10º productor mundial. Otra ilusión. A raíz de las guerras contra Libia y Siria, el crecimiento turco cayó al 2,2% en 2012 y el país parece dirigirse a la recesión en 2013.

A medida que iba instalando su dictadura, el AKP modificó su política y ha ido perdiendo su base popular. En el momento de las elecciones legislativas de junio de 2012 disponía de un 49,83% de los sufragios válidos, lo que cual le garantizaba una muy amplia mayoría en el seno de la Gran Asamblea Nacional. Pero al aplicar las directivas de la Hermandad Musulmana tendientes a «islamizar la sociedad», el AKP ha perdido el contacto con los alevíes, con los kurdos y con los sunnitas favorables a una organización laica del país. Y se ha convertido así en una formación minoritaria –como quedó demostrado durante la oleada de manifestaciones que se inició en junio en la plaza Taksim– que hoy ha optado por encerrarse en el autoritarismo.
Thierry Meyssan

HISTORIA CONTEMPORÁNEA (2) EGIPTO EN EL SIGLO XXI

en Estados Unidos y Europa, la prensa hace causa común contra el golpe de Estado militar en Egipto y lamenta ruidosamente el millar de muertos registrado desde entonces. Le parece evidente que los egipcios que derrocaron la dictadura de Hosni Mubarak son ahora víctimas de una nueva dictadura y que Mohamed Morsi, electo «democráticamente», es el único que puede ejercer el poder de forma legítima.

Pero esa visión de los hechos no tiene en cuenta la unanimidad de la sociedad egipcia en su respaldo al ejército. Cuando Abdelfatah Al-Sissi anunció la destitución del presidente Morsi, lo hizo rodeado de los representantes de todas las sensibilidades del país, entre ellos el rector de la universidad Al-Azhar y el jefe de los salafistas, quienes aprobaron la medida al hacer acto de presencia en el momento del anuncio. El general Al-Sissi puede, por consiguiente, sostener con toda razón que el 95% de sus compatriotas respalda su actuación.

Para los egipcios, la legitimidad de Mohamed Morsi no depende de cómo fue designado presidente –con elecciones o sin ellas– sino de los servicios que prestó al país desde ese cargo. Y el hecho es que la Hermandad Musulmana demostró sobre todo que su divisa «¡El Islam es la solución!» no bastaba para disimular su falta de capacidad para gobernar.

Para el egipcio de a pie, el turismo disminuyó enormemente, la economía sufrió una grave regresión y la moneda nacional perdió el 20% de su valor.

Para la clase media egipcia, Morsi nunca fue electo democráticamente. La mayoría de los colegios electorales fueron ocupados a la fuerza por los miembros de la Hermandad Musulmana y el 65% de los electores optó por la abstención. Se trató en realidad de una farsa que contó con la complicidad de los observadores internacionales enviados por Estados Unidos y la Unión Europea, que de hecho apoyaron a la cofradía. En noviembre, el presidente Morsi suprimió la separación de poderes al prohibir que los tribunales contradijeran sus decisiones. Luego disolvió la Corte Suprema y revocó al Fiscal general. Más tarde abrogó la Constitución y ordenó la redacción de una nueva ley fundamental, trabajo que puso en manos de una comisión nombrada por él. Y finalmente impuso la adopción del nuevo texto mediante un referéndum boicoteado por el 66% de los electores.

Para el ejército, Morsi anunció su intención de privatizar el canal de Suez, símbolo de la independencia económica y política del país, y de venderlo a sus padrinos qataríes. Inició la venta de los terrenos públicos del Sinaí a personalidades del Hamas para que trasladaran los trabajadores de Gaza hacia Egipto, permitiendo así que Israel liquide su «cuestión palestina». Y sobre todo, llamó a entrar en guerra contra Siria, posición avanzada histórica de Egipto en el Levante. Con ese llamado, Morsi puso en peligro la seguridad nacional, cuando su obligación era preservarla.

Pero el problema de fondo de los occidentales ante la crisis egipcia sigue siendo la violencia. Visto desde Nueva York o París, un ejército que dispara contra manifestantes con munición de guerra no puede ser otra cosa que tiránico. Y para pintarlo de manera aún más horrible, la prensa subraya que entre las víctimas hay mujeres y niños.

Se trata de una visión aséptizada y falsa de las relaciones humanas, una ilusión según la cual el no portar armas es una prueba de disposición al diálogo. El fanatismo es, sin embargo, un comportamiento que nada tiene que ver con el hecho de estar o no armado. Es un problema que los propios occidentales enfrentaron hace 70 años. En aquel entonces, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill ordenaron arrasar ciudades enteras, como Dresde –en Alemania– y Tokio –en Japón–, que estaban repletas de civiles desarmados [1]. A pesar de ello, se trata de dos líderes a los que nadie cataloga hoy como criminales sino más bien como héroes. Pero se considera evidente e indiscutible que el fanatismo de alemanes y japoneses hacía imposible toda solución pacífica.

¿Son los miembros de la Hermandad Musulmana terroristas y deben ser vencidos? Toda respuesta global esa pregunta sería errónea ya que existen numerosas tendencias en el seno de esa cofradía internacional. Dicho esto es justo señalar también que su historial habla por sí solo. La Hermandad Musulmana tiene, en efecto, un impresionante pasado como golpista en numerosos Estados árabes. En 2011 organizó la oposición contra Muammar el-Kadhafi y se benefició cuando este fue derrocado por la OTAN. Hoy sus miembros recurren de nuevo a las armas para apoderarse del poder en Siria. En el caso de Egipto, el presidente Morsi rehabilitó a los asesinos de su predecesor Annuar el-Sadat y los liberó. También nombró como gobernador de Luxor al segundo jefe del comando que masacró a 62 personas, principalmente turistas, en ese mismo lugar en 1997. Además, durante su reciente llamado a manifestar por el regreso de «su» presidente al poder, los miembros de la Hermandad Musulmana incendiaron 82 iglesias coptas.

Los egipcios no parecen compartir la repulsión de los occidentales por los gobiernos militares. Prueba de ello es el hecho que el pueblo egipcio es el único del mundo que ha sido gobernado por militares –con excepción del año de Morsi– durante más de 3 000 años.
Thierry Meyssan

HISTORIA CONTEMPORÁNEA (1) SIRIA: SI ESTÁ EE.UU NO EXISTE LA VERDAD

Qué mosca ha picado al Premio Nobel de la Paz Barack Obama? El domingo 25 de agosto de 2013, la Casa Blanca publicó un comunicado en el que un alto funcionario anónimo afirmaba que hay «muy pocas dudas» del uso en Siria de armas químicas contra la oposición. El comunicado agrega que el consentimiento de Siria para permitir que los inspectores de la ONU penetren en la zona del ataque químico llega «demasiado tarde para ser creíble».

Si bien el uso de armas químicas en la periferia de Damasco reportado el miércoles 21 de agosto de 2013 parece bastante probable, el Consejo de Seguridad de la ONU no concluyó que fuese atribuible al gobierno sirio. En una reunión urgente solicitada por los occidentales, los embajadores quedaron sorprendidos cuando su colega ruso les presentó fotos captadas por los satélites de su país en las que pueden verse los disparos de 2 obuses –a las 01 horas y 35 minutos de la mañana– realizados desde la zona de los rebeldes en Duma hacia las zonas, también rebeldes, que resultaron afectadas por los gases –en Jobar y entre Arbin y Zamalka– en horarios que coinciden con los incidentes reportados. Las fotos de los satélites rusos no permiten determinar si se trata de obuses químicos pero sugieren que la «Brigada del Islam» que ocupa la localidad de Duma quiso matar tres pájaros de un tiro: eliminar a sus rivales en el seno mismo de la oposición, lograr que se acusara a Siria de usar armas químicas y contrarrestar al mismo tiempo la ofensiva del ejército sirio contra las posiciones de los grupos armados que hostigan la capital.

El gobierno sirio no es signatario de la Convención contra las Armas Químicas –como tampoco lo es su enemigo israelí– y dispone de ese tipo de armamento. Pero los yihadistas también lo tienen, como ya lo confirmó Carla del Ponte en declaraciones que desataron la cólera de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos. Ya en diciembre de 2012, el Ejército Sirio Libre difundió un video en el que realizaba un experimento de laboratorio con un gas venenoso y amenazaba con utilizarlo contra los alauitas. Esta misma semana, el gobierno sirio descubrió en las afueras de Damasco varios escondites que contenían armas químicas, mascaras antigases y dosis de antídotos. Los productos provenían de Arabia Saudita, Qatar, Estados Unidos y los Países Bajos. Es, por cierto, a pedido del gobierno sirio –y no de los occidentales– que los expertos de la ONU se encuentran en Siria por dos semanas para investigar las alegaciones de uso de armas químicas. Para terminar, el 29 de mayo de 2013, la policía turca arrestó una docena de miembros del Frente al-Nusra y les confiscó armas químicas destinadas a su uso en Siria.

A pesar de todo eso, el presidente Obama reunió su Consejo de Seguridad Nacional el viernes 23 de agosto para examinar las opciones de ataque contra Siria en presencia de su embajadora en la ONU, Samantha Power, cabecilla de los halcones liberales. Decidió entonces reforzar la presencia de la marina de guerra estadounidense en el Mediterráneo con el envío del buque de guerra USS Ramage, un destructor portador de misiles crucero, que se une a otros 3 –el USS Gravely, el USS Barry y el USS Mahan– que ya estaban en la zona.

El sábado, el presidente Barack Obama se comunicó telefónicamente con el primer ministro británico David Cameron. Y el domingo habló con el presidente francés Francois Hollande. Los tres estuvieron de acuerdo en que había que intervenir, pero sin precisar cómo. También el domingo, el secretario de Estado John Kerry llamaba a sus homólogos del Reino Unido, Francia, Canadá y Rusia para decirles que Estados Unidos está convencido de que Siria había traspasado la «línea roja». Sus tres primeros interlocutores lo escucharon asumiendo lo que los militares llaman «posición de firmes». Pero el ministro ruso Serguei Lavrov le expresó su asombro ante el hecho que Washington se pronuncie antes del informe de los inspectores de la ONU y le advirtió sobre las «consecuencias extremadamente graves» de una intervención en la región.

El lunes, el ministro francés de Defensa, Jean-Yves Le Drian, estaba en Qatar y debía viajar después a los Emiratos Árabes Unidos para coordinar con ellos mientras que el consejero israelí de seguridad nacional –general Yaakov Amidor– era recibido en la Casa Blanca. En una conversación telefónica entre el primer ministro británico David Cameron y el presidente ruso Vladimir Putin, este último subrayó que no existe prueba alguna del uso de armas químicas por parte del gobierno sirio. Por su parte, el viceministro chino de Relaciones Exteriores, Li Baodong, telefoneó a su homóloga estadounidense Wendy R. Sherman exhortando Estados Unidos a la cordura. Consciente del riesgo de una guerra regional, cuyas primeras víctimas serían los cristianos del Oriente, el papa Francisco I reiteró sus llamados a la paz.

¿Debemos pensar que los occidentales van a entrar en guerra sin un mandato del Consejo de Seguridad, como lo hizo la OTAN en Yugoslavia? Es poco probable porque la Rusia de aquella época estaba en ruinas mientras que hoy en día tendría que intervenir, después de haber emitido 3 vetos para proteger a Siria, o renunciar a toda acción internacional. Sin embargo, Serguei Lavrov descartó sabiamente una Tercera Guerra Mundial. Precisó que su país no tenía intenciones de entrar en guerra con nadie, ni siquiera por el tema sirio. Podría tratarse por lo tanto de una intervención indirecta en apoyo a Siria, similar a la acción de China durante la guerra de Vietnam.

Irán anunció, por boca del jefe adjunto de su estado mayor, el general Massud Jazayeri, que para Teherán el ataque contra Siria sería la violación de la «línea roja», precisando que si la Casa Blanca pasa a la acción tendrá que enfrentar «graves consecuencias». Es evidente que Irán no tiene los medios que posee Rusia, ni tampoco sus alianzas, pero no hay que olvidar que está entre las 10 primeras potencias militares a nivel mundial. Partiendo de esa base, atacar Siria sería arriesgarse a una respuesta contra Israel y a sublevaciones en gran parte del mundo árabe, sobre todo en Arabia Saudita. La reciente intervención del Hezbollah libanés y las declaraciones de su secretario general Hassan Nasrallah no dejan lugar a dudas en ese sentido.

Interrogado por la prensa rusa, el presidente sirio Bachar al-Assad declaró:

«Las declaraciones de los políticos estadounidenses, occidentales y de otros países constituyen un insulto al sentido común y una expresión de desprecio por la opinión pública de sus pueblos. Es algo que no tiene sentido: se acusa primero y después se reúnen las pruebas. Eso lo está haciendo un país poderoso, Estados Unidos (…) Son acusaciones exclusivamente políticas, responden a la serie de victorias registradas por las fuerzas gubernamentales sobre los terroristas.»

En Rusia, el presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Parlamento ruso, el periodista y especialista en geopolítica Alexei Pushkov comentó a través de su cuenta de Twitter: «Washington y Londres han declarado a Assad culpable antes de las conclusiones de los inspectores de la ONU. Sólo aceptarán un veredicto de culpabilidad. Cualquier otro veredicto será rechazado.»

El principio de una nueva guerra en Siria no se ajusta a los problemas económicos de Estados Unidos y los europeos. Vender armas es una manera de ganar dinero pero destruir un Estado sin esperanzas de recuperar la inversión a corto o mediano plazo sólo puede agravar una situación económica ya muy difícil.

Según un sondeo Reuters/Ipsos realizado después de las informaciones sobre el ataque del 21 de agosto más de 60% de los estadounidenses se oponen a una intervención en Siria y sólo un 9% sería favorable. Aún si estuviesen convencidos del uso de armas químicas por parte de Siria, un 46% de los estadounidenses seguirían oponiéndose a una intervención que sólo contaría con un respaldo del 25%. Ese mismo sondeo indica que los estadounidenses respaldan todavía menos la guerra secreta: el 89% declara que tampoco se debe armar a los rebeldes, contra un 11% que prefiere seguir armándolos. Los encuestadores propusieron a las personas interrogadas 4 opciones: golpes aéreos (respaldados por un 12%), creación de una zona de exclusión aérea (11%), financiamiento de una fuerza multinacional (9%) o una intervención directa de Estados Unidos (4%).

En Francia, el diario Le Figaro, propiedad del fabricante y vendedor de armas Dassault, también sondeó a sus lectores. Al cabo de un día, el 79,6% se había pronunciado contra la guerra, respaldada solamente por un 20,4%.

Será por lo tanto muy difícil para los occidentales invertir radicalmente el sentir de su opinión pública y entrar en guerra.

También es posible otra interpretación de los hechos. Ya que varios videos de víctimas de los ataques químicos fueron publicados en internet horas antes de los ataques, siempre cabe la posibilidad de que los occidentales «descubran» el engaño en el momento adecuado para dar marcha atrás. El escándalo de las supuestas armas químicas en Irak demostró, sin embargo, que los occidentales pueden darse el lujo de mentir a la comunidad internacional y reconocerlo ulteriormente –y sin mayores consecuencias– luego de haber cometido la fechoría que querían justificar.

Las acusaciones de los yihadistas y de sus padrinos occidentales se producen en medio de una vasta ofensiva del Ejército Árabe Sirio, bautizada «Escudo de Damasco» y destinada a limpiar los alrededores de la capital. El lanzamiento de los dos obuses de la «Brigada del Islam» tuvo lugar en respuesta al inicio de esa ofensiva, que se desarrolló durante 5 días y ocasionó grandes pérdidas a los yihadistas –al menos 1 500 bajas entre muertos y heridos. La agitación de los occidentales puede por lo tanto ser una forma de guerra sicológica tendiente a ocultar esa derrota y a paralizar a la vez la ofensiva siria. Para Washington es en todo caso una forma de poner a prueba la respuesta iraní después de la elección de Hassan Rohani como presidente. Y ahora se sabe claramente que este último no podrá oponerse a la política del Guía de la Revolución, el ayatola Ali Khamenei.

En el momento de la guerra contra Libia subestimé la capacidad de Estados Unidos para violar todas las reglas, incluyendo las de la OTAN. Basándome en el contenido de los documentos de la propia OTAN, insistía yo en la larga capacidad de resistencia de la Yamahiriya ante su oposición armada. Yo no sabía en aquel momento que una reunión secreta había tenido lugar en la base de la OTAN en Nápoles, a espaldas del Consejo de la alianza atlántica. Estados Unidos, el Reino Unido, Francia, Dinamarca y Turquía, con Israel, Qatar y Jordania estaban planificando en secreto el uso de los medios de la OTAN para bombardear la capital de Libia [1]. Excluyeron de aquella reunión a los aliados que se oponían a un ataque tan costoso en vidas humanas. La OTAN había dejado de ser una «alianza» en el sentido real de la palabra para convertirse en una coalición de circunstancia. En pocos días, la toma de Trípoli dejó un saldo de 40 000 muertos, según los informes internos de la Cruz Roja. Un dispositivo similar puede estar organizándose en este momento ya que los jefes de estado mayor de prácticamente los mismos países –a los que se unen ahora Arabia Saudita y Canadá– están reunidos, desde el domingo y hasta esta noche [martes 27 de agosto de 2013] en Amman, bajo la presidencia del comandante del CentCom, el general Lloyd J. Austin III. Los participantes estudian 5 opciones: entrega de armas a los Contras, imposición de una zona de no sobrevuelo, creación de zonas-tapones e invasión terrestre.

La prensa atlantista está llamando a la guerra. En Londres, The Times ya la anuncia.

El presidente Barack Obama podría seguir, de esa manera, el plan de guerra ya establecido por su predecesor George W. Bush desde el 15 de septiembre de 2001, plan que además de los ataques contra Afganistán e Irak preveía también las agresiones contra Libia y Siria, como ha revelado el general estadounidense Wesley Clark [2], ex comandante de la OTAN. Problema: por primera vez, el blanco seleccionado dispone de muy serias alianzas.

Esa variante contradice, sin embargo, todos los esfuerzos que la administración Obama había venido realizando desde hace un año para eliminar los obstáculos a la celebración de la conferencia Ginebra 2: dimisión del general David Petraeus y de los partidarios de la guerra secreta; no renovación del mandato de Hillary Clinton y de los ultrasionistas; acusaciones legales invalidantes contra los opositores irreductibles de toda alianza con Rusia, esencialmente en el seno de la OTAN y del escudo antimisiles. Y también contradice los esfuerzos de John Brennan, el ahora jefe de la CIA, por provocar enfrentamientos en el seno de la oposición armada siria, por exigir la abdicación del emir de Qatar y amenazar a Arabia Saudita.

Mientras tanto, Siria se prepara, en la medida de lo posible, para cualquier eventualidad, incluyendo un bombardeo de la OTAN contra los centros de mando y los ministerios, acción que puede estar coordinada con un asalto de los yihadistas contra la capital. Pero la opción más probable no es el inicio de una guerra regional que escaparía al control de las potencias occidentales sino un ataque –en otoño– bajo la supervisión de Arabia Saudita y concretado por los combatientes que ese reino está reclutando actualmente, operación que se desarrollaría con el posible respaldo de la Liga Árabe.
Thierry Meyssan